Ibagué, la capital del hueco: la ciudad que la alcaldesa olvidó

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Ibagué, la capital del hueco: la ciudad que la alcaldesa olvidó

Ibagué, abril de 2025.

Por El Trino

📍#NoAlHuecoSíALaVida

La situación de las vías en la ciudad de Ibagué continúa empeorando. En múltiples sectores de la capital tolimense, los huecos en calles principales y vías barriales no solo afectan la movilidad, sino que representan un riesgo real para la integridad física de los ciudadanos y para el estado de los vehículos.

En los últimos meses, se han reportado numerosos casos de accidentes, caídas y daños materiales causados por los cráteres que abundan en las vías de la ciudad. Residentes de barrios como El Jordán, El Salado, Ricaurte, Ambalá, Las Ferias, La Gaviota y más, han denunciado públicamente la falta de intervención por parte de la Alcaldía, pese a las reiteradas solicitudes.

“El hueco de la 37 con 5a lleva años ahí. Ya varios vecinos se han caído, incluso una señora mayor se fracturó el brazo hace poco. La ambulancia tuvo que entrar con dificultad porque toda la calle está vuelta nada”, cuenta José Luis Mendoza, habitante del barrio La Pola.

Accidentes y daños a diario

La ciudadanía ha bautizado esta situación como “el viacrucis del hueco”, haciendo alusión a lo que significa transitar por Ibagué. Conductores y motociclistas denuncian que es imposible salir a trabajar sin temor a dañar un rin, pinchar una llanta o sufrir un accidente.

“Recién salí del taller por tercera vez en menos de dos meses. Siempre es lo mismo: suspensión dañada, rines torcidos, y una respuesta nula de la Alcaldía. Es frustrante, uno paga impuestos y no ve absolutamente ningún beneficio”, relata Carolina Torres, conductora de servicio público.

Además de las afectaciones a la movilidad, hay un impacto en la salud y la seguridad. Se han reportado “desnucas” —caídas fuertes de peatones y motociclistas— y personas lesionadas, especialmente adultos mayores y mujeres embarazadas. La falta de señalización y de iluminación en muchas zonas empeora el riesgo.

¿Dónde están los recursos?

A pesar de los múltiples llamados ciudadanos y del evidente deterioro vial, desde la Administración Municipal no se han presentado planes efectivos de mantenimiento ni cronogramas de intervención pública. Tampoco hay reportes oficiales recientes que informen cuántos metros cuadrados de vía se han recuperado en lo que va del 2025.

La ciudad cuenta con ingresos constantes por concepto de predial, industria y comercio, y sobretasa a la gasolina. No obstante, muchos ibaguereños se preguntan en qué se están invirtiendo estos recursos.

“El problema no es solo de infraestructura, también es de gestión. Nadie rinde cuentas claras, no sabemos cuánto dinero hay para arreglos viales ni por qué sectores se están priorizando. Solo vemos propaganda, pero no soluciones”, afirma Andrés Ballesteros, integrante de una veeduría ciudadana.

Alcaldía en silencio

Desde la llegada de Johana Ximena Aranda Rivera a la Alcaldía de Ibagué, las expectativas de mejora en la infraestructura vial eran altas. Durante su campaña, la hoy mandataria prometió una ciudad ordenada, con obras visibles y con soluciones para los problemas históricos de movilidad. Sin embargo, a más de un año de gobierno, la realidad contrasta fuertemente con sus promesas.

Las vías siguen en franco deterioro. En sectores como El Salado, La Pola, Las Ferias, San Simón, La Gaviota, Ricaurte, entre muchos otros, los huecos no solo persisten, sino que han empeorado. En algunas zonas, los cráteres ocupan más del 70% de la calzada, y en barrios populares, hay calles completamente destruidas donde los vehículos deben hacer maniobras peligrosas o simplemente transitar por andenes improvisados.

Lo más grave, según denuncian ciudadanos y veedurías, es la ausencia total de comunicación por parte de la administración municipal. Hasta la fecha, la alcaldesa Johana Aranda no ha presentado un plan detallado de intervención vial, no ha entregado informes públicos sobre inversión en infraestructura ni ha respondido a los reclamos ciudadanos que se han hecho a través de derechos de petición, redes sociales y medios locales.

Las reuniones comunitarias, que en otras ciudades sirven como espacio para rendir cuentas, han sido escasas o simplemente protocolarias. En lugar de escuchar a la comunidad y actuar con prontitud, la Alcaldía parece más enfocada en eventos mediáticos y anuncios generales que no se traducen en acciones reales.

Mientras tanto, los huecos se multiplican. Las lluvias agravan la situación, y la falta de mantenimiento básico ha hecho que incluso calles relativamente nuevas presenten fallas prematuras. La desesperación crece entre la ciudadanía, que ya no encuentra respuestas y siente que su voz no es escuchada.

La indignación ha encontrado un espacio en las redes sociales. En Facebook, Twitter y TikTok, los ciudadanos han lanzado campañas espontáneas para visibilizar lo que está ocurriendo. Con el hashtag #NoAlHuecoSíALaVida, miles de ibaguereños han compartido fotos, videos y testimonios de caídas, accidentes, daños a sus vehículos y reclamos sin respuesta. Algunos, incluso, han marcado los huecos con pintura fluorescente para advertir a los demás y evitar más víctimas.

En los comentarios se repiten frases como “¿Dónde está la alcaldesa?”, “pagamos impuestos y no vemos resultados”, “nos caemos por huecos mientras ellos hacen eventos” y “ya estamos cansados del abandono”. La voz de la ciudadanía es clara, pero la Alcaldía de Johana Aranda guarda silencio.

Esta falta de respuesta institucional ha incrementado la percepción de desconfianza en la administración municipal. Para muchos, no se trata solo de huecos en las calles, sino de un vacío en el liderazgo, una desconexión con la realidad y una deuda de la mandataria con la gente que confió en ella.

Los habitantes de Ibagué no piden grandes obras, solo lo básico: poder caminar y transitar sin riesgos, que sus impuestos se vean reflejados en servicios concretos, y que su alcaldesa los escuche, los respete y actúe.

¿Qué piden los ciudadanos?

Las exigencias son claras y puntuales:

  • Intervención inmediata en los sectores más críticos.

  • Transparencia sobre los recursos destinados al mantenimiento vial.

  • Un cronograma público de arreglo de vías, con seguimiento.

  • Escucha activa por parte de la administración municipal.

Los ibaguereños no piden lujos, sino condiciones mínimas de movilidad, seguridad y respeto por sus derechos como contribuyentes. La situación ha dejado de ser un problema menor para convertirse en una crisis de infraestructura y gobernabilidad.

Si la Alcaldía no actúa con prontitud, la indignación ciudadana seguirá creciendo, así como los huecos que se tragan cada día la esperanza de una ciudad mejor.

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