La relación entre el empresario tecnológico Elon Musk y el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha transitado un camino sorprendente: de la desconfianza inicial a una alianza política estratégica, para luego terminar en una enemistad pública cargada de acusaciones en redes sociales. Musk, conocido por liderar Tesla, SpaceX y la plataforma X (antes Twitter), y Trump, figura dominante de la política estadounidense, llevaron su desencuentro directamente a sus plataformas (X y Truth Social), convirtiendo su distanciamiento en un espectáculo mediático.
Time to drop the really big bomb:@realDonaldTrump is in the Epstein files. That is the real reason they have not been made public.
— Elon Musk (@elonmusk) June 5, 2025
Have a nice day, DJT!
El detonante de esta ruptura fue un ambicioso proyecto de ley fiscal impulsado por Trump, apodado "One Big Beautiful Bill Act", que buscaba aumentar el gasto en defensa y seguridad fronteriza, mientras eliminaba subsidios clave para los vehículos eléctricos, afectando directamente a Tesla. Musk, al frente del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), se opuso tajantemente, calificándolo en X como una "abominación repugnante" y criticando el despilfarro fiscal del gobierno. Sus publicaciones marcaron un quiebre en la relación. Trump reaccionó públicamente, acusando a Musk de deslealtad y sugiriendo que había perdido la razón. Musk contraatacó afirmando que sin su apoyo, Trump habría perdido las elecciones de 2024. Incluso avaló una propuesta para destituir a Trump vía impeachment y planteó la creación de un nuevo partido político.
La tensión escaló cuando Trump amenazó con eliminar los contratos y subsidios gubernamentales para las empresas de Musk, lo que generó una reacción inmediata en los mercados. Musk respondió con ironía y desafiante: "Go ahead, make my day", citando a Clint Eastwood. Pero el momento más explosivo llegó cuando Musk insinuó que Trump estaría vinculado a los archivos del caso Epstein, sugiriendo que esa era la razón por la cual dichos documentos no se han hecho públicos.
La confrontación se volvió viral y polarizó a sus seguidores. Mientras Trump acusaba a Musk de traidor, sus bases exigían represalias. Del otro lado, simpatizantes de Musk lo defendían por enfrentar el gasto excesivo y cuestionar al presidente. Los medios calificaron la disputa como una guerra de insultos y una ruptura total. Las acciones de Tesla cayeron un 14% ese día, perdiendo miles de millones en valor bursátil, y analistas advirtieron que esta pelea podría derivar en consecuencias regulatorias negativas para Musk. En Washington, senadores republicanos recordaron a Musk que "no es el CEO aquí". Esta frase resumió el choque entre un presidente que no acepta críticas y un empresario que no se deja censurar.
In light of the President’s statement about cancellation of my government contracts, @SpaceX will begin decommissioning its Dragon spacecraft immediately pic.twitter.com/NG9sijjkgW
— Elon Musk (@elonmusk) June 5, 2025
Ahora, con Musk fuera del gobierno y Trump cada vez más aislado del sector tecnológico, la ruptura marca un antes y un después en la política contemporánea de EE.UU. No está claro si Musk buscará apoyar a otro candidato o crear su propia plataforma política. Tampoco se sabe si Trump cumplirá sus amenazas económicas. Lo cierto es que la relación Trump-Musk, que simbolizaba la unión del poder político con la tecnología, ha terminado en escándalo, y su desenlace podría redibujar parte del juego de poder en el país. Las redes sociales, una vez el escenario de su alianza, hoy son el campo de batalla donde se exhibe la caída de una de las duplas más poderosas e inesperadas de los últimos años.
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