Por El Trino
Ibagué, una ciudad golpeada por la falta de oportunidades, el desempleo estructural, las vías en ruinas, la precariedad en salud y educación, y la desesperanza creciente, fue este fin de semana escenario de un evento que solo podría describirse como una burla a su gente: la inauguración de la primera “casa uribista” en pleno centro de la ciudad.
Sí, mientras la ciudadanía exige respuestas reales a sus problemas más urgentes, el Centro Democrático –ese partido que lleva años defendiendo intereses de élites, privatizando derechos y cubriendo con su manto los escándalos de corrupción más graves del país– decide que lo prioritario en Ibagué es levantar un santuario político para “recoger el sentimiento uribista”.
¿Sentimiento uribista? Ese que ha dejado más desigualdad, más represión y más cinismo en la política nacional. Ese que nunca tuvo como prioridad al Tolima, que lo usó para los votos pero lo dejó tirado cuando se trataba de llevar inversión real, de apostarle a la industrialización, al agro, al empleo juvenil o al fortalecimiento de la salud pública.
Holman Guevara, líder local del Centro Democrático, dice que esta casa es “un sueño que venían trabajando hace años”. Qué curioso. Porque en esos mismos años, Ibagué se deterioraba sin que este partido mostrara mayor interés. No hubo casa para atender el desempleo, ni para ayudar a los emprendedores informales que se parten el lomo todos los días. No hubo casa para escuchar a las madres cabeza de familia, ni a los jóvenes que no encuentran futuro.
Pero ahora sí hay casa para el culto al expresidente Uribe. Fotos enmarcadas, murales bonitos, discursos reciclados y la misma retórica de siempre: prometer mucho, hacer poco y salir en la foto.
¿Y lo más indignante? Que afirman con total descaro que esta sede está abierta también para personas de otros partidos “que tienen el corazón en el uribismo”. O sea, que celebran el transfuguismo, el oportunismo político, y la falta de coherencia ideológica como si fuera una virtud. Claro, lo que importa no es servir al pueblo sino asegurarse votos, aunque vengan del que ayer criticaba y hoy se arrodilla.
Dicen que figuras como Claudia Margarita Zuleta, Adriana Magali Matiz y el mismo Álvaro Uribe han “decorado” esta apertura. Qué triste que la política se reduzca a eso: decoración, marketing, fachadas. Porque el fondo está vacío. No hay propuestas concretas para Ibagué. No hay planes de choque contra la pobreza ni estrategias de inclusión real.
¿Dónde estaba el Centro Democrático cuando los campesinos del sur del Tolima pedían vías para sacar sus productos? ¿Dónde estaba cuando los hospitales colapsaban o cuando la juventud se organizaba pidiendo acceso a la educación superior pública? ¿Dónde están ahora que el hambre y la informalidad se disparan?
Como la ven: Miguel Uribe y ese tal Andrés Forero solo pisan Ibagué cuando huelen elecciones. Nunca se les ve hablando de los huecos, el desempleo o el abandono. Pero eso sí, llegan con sonrisas falsas a cazar votos.
— ElTrino.Co (@EltrinoCo) May 12, 2025
¡Despierten, que no nos vean la cara!#IbaguéDespierta… pic.twitter.com/mvut20kbBD
Pero claro, ahora que se vienen elecciones, ahora sí aparecen. Ahora sí vienen a cortar cintas, a hablar de “mano firme y corazón grande”, y a ilusionar a la gente con promesas vacías mientras siguen defendiendo a los mismos de siempre, a los de cuello blanco, a los que desangraron este país.
Ibagué no necesita casas uribistas. Necesita casas de cultura, centros de emprendimiento, inversión social, políticas reales para el desarrollo local y regional. Necesita líderes honestos, no símbolos del clientelismo. Necesita puentes, no muros.
Pobre de la gente que cae de nuevo en el engaño. Que no ve que detrás de los discursos bonitos hay un historial de abandono, de favores políticos, de mentiras maquilladas. Pero para eso estamos también desde medios alternativos: para decir lo que otros no dicen, para recordar que no todo lo que brilla es progreso y que muchas veces lo que llaman “casa” no es más que otra trinchera electoral.
#URGENTE 🚨 Paloma Valencia, con su ya conocida doble moral, exige la renuncia del ministro Guillermo Jaramillo, pero guarda un silencio cómplice frente a Ciro Ramírez, su compañero de partido, procesado por corrupción. ¿Por qué no le pide la renuncia a él también?
— ElTrino.Co (@EltrinoCo) May 14, 2025
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En Ibagué no queremos más fachada política. Queremos soluciones. Y esta “casa uribista”, lejos de ser parte de la solución, es solo otro síntoma de lo enfermo que está el sistema político que tanto daño le ha hecho al Tolima.
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