¿Por qué Petro es mejor que Uribe?

author photo mayo 29, 2025

Decir que Gustavo Petro es mejor que Álvaro Uribe no es solo una opinión de pasillo: es una afirmación que se puede sostener con hechos, con historia y, sobre todo, con ética. Uno representa la posibilidad de una Colombia que busca reconciliarse, cuidar la vida, defender a los humildes y respetar los derechos humanos. El otro, un modelo que gobernó desde el miedo, la guerra y las élites, dejando tras de sí heridas que aún duelen.

¿Por qué Petro es mejor que Uribe?

Empecemos por algo que no se puede maquillar: los más de 6.400 jóvenes asesinados por el Ejército durante el gobierno de Uribe, presentados como guerrilleros muertos en combate. Los famosos “falsos positivos” son una vergüenza nacional, y aunque muchos quieran minimizarlo, esa tragedia no se olvida. Y no fueron casos aislados: se trató de una política de Estado que premió con ascensos y bonificaciones el número de bajas. A eso se suma la parapolítica: decenas de congresistas elegidos con apoyo de paramilitares, con vínculos documentados y condenas firmes. ¿Esa es la seguridad democrática?

Petro, en cambio, llegó al poder con una apuesta distinta: una Colombia donde no haya que morir para hacer política. Desde su primer día como presidente, le dio un giro total al enfoque de seguridad: sacó a 52 generales cuestionados, ordenó respeto absoluto por los derechos humanos y puso la vida por encima del conteo de cuerpos. No ha sido fácil, claro, porque está gobernando sobre una estructura podrida por décadas de clientelismo y violencia. Pero por lo menos no la alimenta.

En temas de corrupción, el contraste es igual de claro. Mientras los ministros de Uribe terminaron tras las rejas por comprar votos en el Congreso, desviar subsidios o montar una red de espionaje contra la Corte Suprema, Petro ha marcado distancia incluso con su propio hijo. Cuando Nicolás Petro fue investigado por presunto enriquecimiento, el presidente no lo encubrió ni llamó a jueces: dijo públicamente que respondería ante la justicia como cualquier ciudadano. Esa coherencia no se vio en los gobiernos anteriores.

En lo social, también hay un cambio de época. Petro subió el salario mínimo, presentó reformas para dignificar el trabajo, la salud y la pensión, y puso en marcha el programa Hambre Cero. ¿Cuándo se había visto un presidente reunirse con las comunidades para construir un plan de desarrollo desde abajo? Con Francia Márquez en la Vicepresidencia, los nadies –los históricamente excluidos– tienen por primera vez una voz en el poder. En el pasado, esos sectores eran reprimidos o ignorados.

Y en lo ambiental, ni se diga. Petro detuvo el fracking, logró que la deforestación bajara 36% en un año y apostó por una transición energética. Mientras Uribe sigue defendiendo la minería a cielo abierto y el petróleo como si estuviéramos en los años 90, Petro plantea que es hora de pensar en el planeta y en las próximas generaciones. No es moda, es supervivencia.

En el conflicto armado, Uribe prefirió la guerra. Tuvo la oportunidad de hacer la paz y no quiso. De hecho, fue el principal saboteador del Acuerdo con las FARC, al que combatió con mentiras. Petro, por el contrario, ha intentado dialogar con todos: ELN, disidencias, bandas. ¿Que no es fácil? Obvio. Pero ¿cuántas vidas se salvan cada vez que se firma un cese al fuego?

Este no es un texto para convencer uribistas empedernidos. Es un grito desde la memoria, desde los datos, desde la esperanza. Porque si algo ha demostrado Petro es que otro país sí es posible, aunque duela a los que siempre han mandado.

Por eso, sin miedo a sonar radical, lo decimos claro: Petro es mejor que Uribe. Y punto.

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