La jornada 31 del juicio contra el expresidente Álvaro Uribe Vélez terminó, otra vez, en una nueva excusa para frenar el avance del proceso judicial que lo tiene acorralado por presunto soborno a testigos y fraude procesal.
Esta vez el motivo fue el apagón eléctrico en España, donde casualmente se encuentra su abogado defensor Jaime Granados. Apenas minutos después de iniciada la audiencia en el Juzgado 44 Penal de Conocimiento de Bogotá, la defensa anunció que Granados no podía conectarse porque no tenía suministro eléctrico, y claro, sin abogado, no hay audiencia.
El apagón que afectó no solo a España, sino también a Portugal y Francia, sirvió en bandeja de plata una nueva justificación para suspender el juicio. La fiscal Marlenne Orjuela estaba lista para continuar con el interrogatorio a Carolina Vargas Villamil, la investigadora del CTI que ha aportado información clave sobre las irregularidades en las interceptaciones de 2018, pero el espectáculo se quedó sin función.
¿Casualidad o estrategia? Porque no es la primera vez que el proceso contra Uribe se detiene por "fuerza mayor". Ya son varias las ocasiones en que su equipo de defensa ha logrado demorar el juicio, sumando aplazamientos, recusaciones, enfermedades, y ahora, apagones internacionales.
La jueza Sandra Liliana Heredia, acogiéndose a la formalidad, suspendió la audiencia para "garantizar el derecho de defensa". Una postura entendible en términos legales, pero que en la práctica sigue alimentando la percepción de que este juicio es un maratón de maniobras para evitar que la verdad salga a la luz.
Mientras tanto, el país sigue esperando justicia. Cada aplazamiento, cada excusa, cada inconveniente técnico o climático parece formar parte de una estrategia para desgastar el proceso, diluir la atención pública y prolongar eternamente la rendición de cuentas de quien alguna vez gobernó Colombia.
¿Hasta cuándo los megapagones, las enfermedades súbitas o las fallas de conexión? Lo único cierto es que el juicio a Álvaro Uribe avanza a paso de tortuga, en medio de una larga lista de excusas que ya no convencen a nadie.
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