El Gobierno del Cambio sigue demostrando que cuando hay voluntad política, los recursos públicos sí pueden transformarse en bienestar real para la gente. Esta vez, en Neiva, los ciudadanos ya cuentan con un avance histórico para su salud: el Hospital Universitario Hernando Moncaleano Perdomo fue dotado con un angiógrafo de última tecnología, adquirido gracias a una inversión de $4.472 millones gestionada por el Ministerio de Salud bajo la dirección del ministro Guillermo Alfonso Jaramillo y el liderazgo del presidente Gustavo Petro.
Durante años, miles de personas en Neiva y en el departamento del Huila vivieron las consecuencias de un sistema de salud profundamente desigual. Pacientes con problemas cardiovasculares, que requerían diagnósticos especializados o intervenciones complejas, debían viajar a otras ciudades, asumir gastos que muchas veces superaban sus capacidades económicas, o simplemente esperar turnos interminables que ponían en riesgo su vida. Esa es la herencia de un modelo de salud donde lo público fue abandonado, donde los hospitales eran desfinanciados, donde se privilegiaban los negocios de intermediarios y EPS, mientras los pacientes quedaban a la deriva.
El Hospital Universitario Hernando Moncaleano Perdomo de Neiva ya cuenta con un nuevo angiógrafo de última tecnología, gracias a una inversión de $4.472 millones por parte del Ministerio de Salud. Con esto, los pacientes pueden acceder a un diagnóstico y tratamiento oportuno sin… pic.twitter.com/U0wJoWkPBh
— MinSalud Colombia 🇨🇴 (@MinSaludCol) June 12, 2025
Este nuevo angiógrafo marca un punto de quiebre en esa historia. Ahora, gracias a la inversión directa del Estado, los procedimientos de alta complejidad en el área cardiovascular se podrán realizar en el propio territorio. Las familias huilenses tendrán atención especializada sin necesidad de desplazarse, reduciendo las demoras en el diagnóstico, ampliando la cobertura y salvando vidas. No es poca cosa. Es un verdadero salto de dignidad, acceso y justicia social.
El gerente del hospital, Juan Diego Fierro, lo resumió claramente al afirmar que se trata de una inversión estratégica de gran impacto, que fortalece la capacidad de atención del hospital, especialmente en el área cardiovascular. Pero detrás de esta adquisición hay algo aún más profundo: una concepción distinta de lo que significa gobernar. Para el presidente Petro y el ministro Jaramillo, la salud no es un negocio; es un derecho que debe garantizarse sin intermediarios, sin corrupción, sin desviaciones. Cada peso invertido va directamente a los hospitales, a los pacientes, al personal médico, a los equipos y a la infraestructura.
Este angiógrafo en Neiva es una muestra de que sí es posible hacer las cosas bien. Es un ejemplo de lo que significa el Gobierno del Cambio: llegar a los territorios que históricamente fueron olvidados, cerrar las brechas entre el centro y las regiones, poner el bienestar de la gente en el centro de las decisiones públicas.
Miles de huilenses, que antes vivían con la angustia de no saber si podrían acceder a un procedimiento vital, hoy tienen garantizada la atención en su propio hospital. Padres, madres, abuelos, jóvenes, niños… todos pueden acceder a tecnología de última generación sin endeudarse, sin vender lo poco que tienen, sin someterse a la incertidumbre de los viajes y los traslados.
Mientras algunos sectores siguen defendiendo los viejos negocios de la salud, mientras algunos medios atacan cada avance del Gobierno, los hechos siguen hablando por sí solos. Aquí no hay retórica vacía: hay inversión, hay resultados, hay vidas salvadas.
Por eso, cada vez que un colombiano accede a un servicio digno de salud gracias a estas inversiones, se reafirma el propósito del presidente Petro: gobernar para los de a pie, para los históricamente excluidos, para las familias trabajadoras de este país. Y con la gestión firme del ministro Jaramillo, este camino de transformación de la salud pública avanza con paso firme.
Así se construye el verdadero cambio. Así se gobierna con sentido de humanidad y con profundo respeto por la vida.
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